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Pasta semplice
Y llegó la primavera Gurrelieder y Tannhäuser
Mientras pedían firmas para evitar la desaparición del coro del Teatro Real la semana tenia dos acontecimientos importantes y corales.
En el Auditorio una magistral Filarmónica de Londres ( Orquesta Nacional del Reino Unido) con la batuta no menos importante de Salonen presentaba los Gurrerlieder de Schömberg , composición de redacción dilatada en el tiempo, media todo un cambio de estilo entre el primer acto y el último . Magnífica obra, todo ocurre en una isla y con un canto poético ingenuo y atractivo. Basado en un poema del danés Peter Jacobsen, es obra de influencia wagneriana y romántica. Recuerda a Schubert, el primer romántico que incorpora la melancolía a su música quién también recurrió a la poesía y a los lieder. Curiosamente murió joven, fue tan pobre que pedía prestado un piano para practicar y siempre creyó que era tan solo un compositor de cantos populares. Muere un año antes que Beethoven (en 1826) y en su entierro alzó su copa para brindar “Por el próximo”…que fue él.
Se unieron los coros Polacos, de la Comunidad de Madrid y el del Palau de la música catalana. Mejor las mujeres que ellos.
Dos días después en el Real, el controvertido Tannhäuser, con un primer acto cuestionado y de dudoso buen gusto. Quiero pensar que Venusberg propone placeres más sugerentes que relaciones sexuales entre personas de distinto e igual sexo.
La música es magnífica y como siempre hay que agradecer la profesionalidad del magnífico López Cobos. La letra también lo es, por eso digo que esperamos mas de Venus que dice cuando Tannhäuser manifiesta su deseo de no regresar jamás a Venusberg, “ no me quitéis la alegría de perdonar”. A ese mundo intuido que no representado por la escenografía se le opone la aburrida propuesta del puro espíritu, que no es mas que la caballería religiosa, de neto corte medieval ,que en aras de la pureza( seria por no ducharse) renunciaban a los acercamientos físicos a cambio de la idealización del espíritu.
Es curioso que mientras la sensualidad clama por el reencuentro y el perdón, quizás por aludir a una culpa ancestral frente al placer, el espíritu exige la salvación, que no es nada menos que eterna y realizada por el sacrificio de otro, no se salva quien quiere ser salvado, se salva si alguien se sacrifica por la salvación del otro. Clara alusión a Jesucristo.
Enfrentada así de una manera simplista y maniquea el placer con el espíritu a la mejor manera de los románticos del 19 no existe el territorio común, el lugar de encuentro . La música supera toda esa ideología , por suerte.